viernes, 26 de marzo de 2010

La mala receta de Obama para Indonesia

El Presidente Obama dedicó la promulgación de la ley de reforma del sistema de salud a varias personas, entre ellas a su madre, S. Ann Dunham Soetoro. El Presidente declaró: “Hoy promulgo esta ley de reforma del sistema de salud por mi madre, que peleó y discutió con las compañías de seguro médico hasta sus últimos días de vida mientras luchaba también contra el cáncer.” El proceso legislativo de esta reforma del sistema de salud y el frenético final de la batalla por conseguirla obligaron al Presidente a posponer un viaje al país donde su madre lo crió durante varios años de su infancia: Indonesia. Mientras muchos consideran que su reforma del sistema de salud es un enorme paso adelante, simultáneamente y con muchos menos ojos puestos en el tema, Obama está dando posiblemente un gigantesco paso atrás en lo que refiere a Indonesia.


En ese país acaban de salir a la luz noticias acerca del papel que tuvieron las fuerzas armadas indonesias en los asesinatos de militantes políticos ocurridos el año pasado en la provincia de Aceh en los días previos a las elecciones locales.

Esto sucede al tiempo que, fuera de escena, el gobierno mantiene intensas negociaciones con el parlamento acerca de la posibilidad de reestablecer el apoyo al ejército indonesio, incluyendo a uno de sus más tristemente célebres elementos, el comando especial conocido como Kopassus. La asistencia militar a Indonesia fue suspendida en 1999 luego de que su ejército, las Fuerzas Armadas Nacionales de Indonesia o TNI, desatara una campaña de terror contra la población de Timor Oriental. En el año 2005, el gobierno de Bush reestableció parcialmente la asistencia militar pero, de manera llamativa negó ayuda y entrenamiento al Kopassus. Esta negativa se debió mayormente al esfuerzo de activistas de base y a la intervención del Senador demócrata de Vermont Patrick Leahy.
Mi colega Allan Nairn, informando desde Indonesia, hizo pública la noticia de la participación del ejército indonesio en el asesinato de militantes políticos la semana pasada en “Democracy Now!”, el noticiero que conduzco, y también en su blog allannairn.com. Allan Nairn dijo: “En el artículo, describo cómo las fuerzas armadas indonesias, a las que Estados Unidos da armas y entrenamiento, han llevado adelante un programa de asesinatos de militantes políticos. Describo en detalle los asesinatos que se cometieron en Aceh en el año 2009 durante los días previos a las elecciones locales de ese lugar. En ese momento, al menos ocho activistas del partido independentista Partai Aceh fueron asesinados. Cito además a altos jerarcas indonesios que dicen que estos asesinatos fueron coordinados a nivel regional por un general llamado Sunarko, que es general del Kopassus.” Aceh es una provincia rica en recursos ubicada al oeste de Indonesia. Luego de la devastación que sufrió a causa del tsunami de 2004, el gobierno llegó a un acuerdo político con el movimiento independentista GAM (Movimiento por un Aceh libre). Las elecciones de 2009 fueron resultado de este acuerdo. Nairn da detalles sobre dos de los ocho asesinatos de miembros del partido independentista Partai Aceh vinculado al GAM y cita numerosas fuentes, la mayoría de las cuales, temiendo por su seguridad, permanecen en el anonimato.

Allan y yo no somos dos desconocidos para el ejército indonesio. En 1991 sobrevivimos a una masacre en Timor Oriental. Timor Oriental fue invadido por Indonesia en 1975, con pleno apoyo del Presidente Gerald Ford y del Secretario de Estado Henry Kissinger. Durante el siguiente cuarto de siglo, las fuerzas armadas de Indonesia asesinaron a más de 200.000 timorenses, lo que significa un tercio de la población. Allan y yo viajamos hasta allí para informar acerca de la situación y terminamos haciendo la cobertura de una marcha hacia un cementerio en la capital de Timor, Dili. Mientras la multitud de civiles desarmados se encontraba encerrada dentro de los muros del cementerio, los soldados indonesios ingresaron en formación, con sus M-16 provistas por Estados Unidos listas y sin previo aviso, sin provocación alguna y sin dudarlo abrieron fuego contra la multitud. Allan y yo fuimos arrojados al suelo. Utilizando sus M-16 como bates de baseball, los soldados le fracturaron el cráneo a Allan. Nosotros sobrevivimos, pero más de doscientos setenta timorenses fueron asesinados ese día. Logramos escapar e informar sobre la masacre. Mientras que a mí se me negó la entrada a Timor Oriental en 1999, Allan pudo infiltrarse en el país e informar acerca de las atrocidades que cometía allí el Ejército indonesio, en una campaña que dejó a la mayor parte de Timor Oriental hecha cenizas. Allan fue arrestado, pero continuó informando desde prisión, dándole una nueva significación al “teléfono celular”.

Desde que Allan dio la noticia sobre los asesinatos la semana pasada, la prensa de Indonesia no ha dejado de seguir las acusaciones. El oficial de alto rango de la Fuerza Aérea y vocero del TNI Sagom Tamboen declaró al periódico Jakarta Globe que el ejército estudia la posibilidad de entablar acciones legales contra Allan Nairn. Por su parte, Allan me dijo: “Doy la bienvenida a esta amenaza. Deberían arrestarme, así podríamos encontrarnos y confrontar públicamente en un tribunal. Allí describiremos, frente al público indonesio, cómo las fuerzas armadas indonesias han asesinado civiles. Daré detalles de las masacres, las desapariciones, etc. Intentaré llamar como testigos a generales del Ejército indonesio e interrogarlos bajo juramento. Intentaré además llamar como testigos a funcionarios estadounidenses.”

Recientemente, la organización de derechos humanos Human Rights Watch escribió una carta a la Secretaria de Estado Hillary Clinton y al Secretario de Defensa Robert Gates en la que señala motivos de seria preocupación ante una posible re-vinculación con Kopassus. La Red de Acción de Timor Oriental e Indonesia, ETAN, ha lanzado una campaña de petición en etan.org para bloquear la financiación.

La mayor parte de la clase política de Estados Unidos está hablando y comentando acerca de la aprobación del proyecto de ley de reforma del sistema de salud y acerca de las consecuencias políticas que potencialmente tendrá. Deberían dedicar algún tiempo a concentrarse en los planes de Obama para Indonesia y en la posibilidad de que reestablezca el apoyo financiero y el entrenamiento a una de las fuerzas militares que ha cometido más violaciones a los derechos humanos en el mundo, el comando Kopassus de Indonesia.

De Amy Goodman para Democracy Now

martes, 23 de marzo de 2010

Nunca más

Un nuevo aniversario del terrible golpe militar que sufrió nuestro país entre 1976 y 1983. Un nuevo aniversario del terror, del llanto, de los gritos y de los 30000 desaparecidos. Un nuevo aniversario con mucho hecho pero con todavía mucho por hacer.
No nos olvidemos de lo que significó la etapa 2003-2010. La escena del ex presidente Nestor Kirchner descolgando el cuadro de Videla en la ESMA habla por si sola. Los grandes avances que se hicieron en derechos humanos ayudaron mucho, pero la deuda pendiente está más presente que nunca. La lentitud en muchos de los juicios y procesamientos y los dudosos jueces movidos por intereses empresariales tienen que terminar. Los políticos que gobiernan para los que quieren a Videla y para los que no también.
Aprovechemos este día para reflexionar. Tomemonos un rato para pensar sobre lo que pasó. Si bien en la actualidad es dificil pensar que algo así vuelva a surgir, hay muchas personas que siguen pensando con esa linea. Nunca abandonemos la lucha y nunca olvidemos lo ocurrido. No hay que dejar el pasado atras. Como país tenemos que poder cerrar esta herida pero solamente lo vamos a poder hacer cuando se recupere la identidad de todos los chicos.
Hoy mas que nunca repudiemos el accionar de los jueces en el caso de los supuestos hijos de la titular del diario Clarín Ernestina Herrera de Noble. A pesar de todos los intentos de Abuelas es cada vez más dificil lograr analisis de ADN transparentes. La manipulación en los objetos obtenidos ha sido evidente. Esperemos que la causa evolucione de la manera correcta y se dejen de lado los intereses e ideologías. Todos ya sabemos que este diario tiene parte del Poder Judicial argentino que actua a su favor. Quedó más que claro en las apelaciones a la ley de medios hechas por jueces de distintas provincias.
Por todo esto, hoy más que nunca, reflexionemos para que nunca más ocurra lo sucedido y podamos superar estos escollos judiciales.


domingo, 21 de marzo de 2010

lunes, 15 de marzo de 2010

Intoxicación y envenamiento mediático

Los ataques perpetrados por la industria mediática al servicio del imperialismo estadounidense y europeo, así como de la burguesía y la oligarquía a nivel mundial forman parte de la estrategia político-militar de estas fuerzas con el objetivo de desestabilizar a los gobiernos progresistas y de izquierda en América Latina, así como criminalizar y estigmatizar a los movimientos revolucionarios, en armas o no, y a sus líderes y seguidores.

Estos grupos de poder están conscientes de que en los últimos años se ha producido un declive, una pérdida relativa de su hegemonía política e ideológica, por lo cual han desarrollado y ejecutado un sinnúmero de planes para recuperar el espacio perdido y, de ésta manera, penetrar con más fuerza en la mente de las personas para así mantenerlas alienadas y enajenadas.

Las técnicas utilizadas para llevar adelante los procesos de enajenación mental han sido elaboradas por expertos militares, con la asistencia de profesionales de diversas ramas como psicólogos, psiquiatras, sociólogos, especialistas en marketing, publicidad y propaganda, para así direccionar las ideas que las personas tienen sobre los hechos que se dan en cada una de sus naciones, así como a nivel mundial. Esto forma parte de lo que Francisco Sierra denomina como “guerra psicológica de baja intensidad”, en la cual se utilizan mecanismos para adoctrinar, manipular, engañar a las personas y, de esa manera, hacerlas ver como real algo que no es.

A mediados de la década de 1980 el gobierno de Ronald Reagan elaboró el plan Santa Fe II, en el cual se establecía como uno de los pilares fundamentales en el combate contra los enemigos de los EE.UU. la lucha en el plano cultural, para lo cual se fijó el fortalecimiento de sus aparatos de penetración ideológica, entre ellos la radio la Voz de América, con el objetivo de transmitir sus mensajes e ideas en todo el planeta.

Marx explicó como la ideología burguesa, entendida como falsa conciencia, tiene como  propósito presentar a la realidad en forma invertida, deformada, para así impedir que los pueblos conozcan y tengan conciencia de lo que realmente sucede en el mundo.

A lo largo de la historia de las sociedades donde han existido la propiedad privada, las clases sociales antagónicas y la explotación social, varios han sido los instrumentos de los que se han valido los detentadores del poder para pretender “domesticar” a los pueblos. La apropiación ilegítima de los conocimientos que antes eran de propiedad común de los colectivos, el surgimiento, desarrollo y fomento de las creencias religiosas, el establecimiento de las instituciones educativas, con la elaboración de programas de estudio afines a los intereses de los grupos de poder, fueron inicialmente los aparatos ideológicos que el Estado clasista utilizó, y sigue utilizando, para mantener su dominación ideológica y cultural. Posteriormente este papel en la construcción y consolidación de la hegemonía de la clase dominante lo llevarán adelante, con mayor poder de penetración en diversos rincones del mundo, los denominados medios de “comunicación” masiva.

La burguesía, aparentemente con fines altruistas, propició durante el siglo XIX la alfabetización de la población. Pero sus objetivos eran muy distintos a los de favorecer el mejoramiento de la condición humana de las personas. Necesitaban obreros mayormente calificados para que manejen las máquinas y lleven adelante el proceso productivo. Pero además requerían que un mayor número de personas accedieran a la lectura de lo que en los diversos periódicos de la burguesía se publicaba, para de esa manera hacer que la gente asuma como propio el discurso de la clase explotadora. A finales del siglo XIX el naciente imperialismo norteamericano había comprendido ya la importancia de la prensa para lograr el control de la conciencia de las personas. William Randolph Hearts manipuló la información sobre los acontecimientos que se estaban dando en Cuba para así justificar la intervención yanqui en ese país, esgrimiendo como justificación de que el imperio español había afectado los intereses de EE.UU. A partir de ese entonces, hasta el triunfo de la revolución cubana en 1959, la isla fue convertida en una neocolonia estadounidense, en cierta forma también gracias a los servicios de este magnate de la prensa.

Vicente Romano cita a Lord Nordcliffe, dueño de uno de los consorcios más poderosos de periódicos a inicios del siglo XX, quien decía: “Dios enseñó a los hombres la lectura para que yo puede decirles a quién deben amar, a quién deben odiar y lo que deben odiar”.[1] Esta frase no ha perdido sentido, ni vigencia para la industria mediática, que hoy ya no  solamente direcciona los gustos e ideas de las personas a través de la lectura que hacen de los periódicos, sino también por medio de lo que escuchan en la radio o ven y oyen en la televisión y el cine.

Con el ascenso del nazifascismo en Alemania e Italia, esto se hizo todavía más evidente. Goebbels, el maestro de propaganda del régimen hitleriano, decía que hay que “mentir, mentir y mentir, porque mientras más grande es la mentira, algo queda como verdad”.  Este axioma ha sido elevado a la máxima expresión por el imperialismo yanqui, la burguesía y oligarquía a nivel mundial que, además, para aparentar que no son mentirosos contumaces, permiten la filtración de algunas verdades que en cierta forma les son incómodas, siempre y cuando no afecten a la integridad del sistema y su clase, además que jamás las presentan en su totalidad.

A través de la exposición de estas medias verdades, la industria mediática al servicio de los grupos de poder en la sociedad capitalista se presenta como pluralista, democrática. Ellos dicen ser equilibrados en el tratamiento de la información, con cual demuestran su absoluto respeto por la libertad de expresión y pensamiento, afirmación que la hacen sin sonrojarse.

La realidad demuestra todo lo contrario. Sin embargo, muchas personas asumen como real el discurso de falsimedia.

¿Por qué sucede esto? ¿Por qué las personas no le hacen frente a ésta industria de la mentira?

Jesús García Blanca dice que “[e]l problema crucial es buscar las raíces de la dominación y actuar sobre ellas en lugar de limitarnos al desgaste permanente de luchar contra un producto ya hecho.”[2]

Uno de los instrumentos que ha permitido que ésta dominación suceda es la educación. Si bien es cierto que las personas hoy tienen un bagaje más amplio de conocimientos gracias a los procesos de alfabetización y a la creación de instituciones educativas en todos los niveles, no es menos cierto que las y los educandos son objeto de un permanente bombardeo de informaciones que, disfrazadas de pensamientos y reflexiones filosófico-científicas, no tienen otro propósito que crear sujetos acríticos, areflexivos, obedientes y sumisos a la autoridad para que actúen como verdaderos esclavos felices del sistema explotador capitalista.

En su libro “El rapto de Higea”, García Blanca dice:

La educación no es una panacea de liberación; es un instrumento que puede ser utilizado –y de hecho lo es– con fines radicalmente opuestos. Es cierto que la ignorancia de los pueblos facilita su esclavitud; pero en los tiempos de la globalización nos enfrentamos con otros modos de dominación que no utilizan la ignorancia, sino precisamente lo contrario: necesitan inculcar en las masas conocimientos y habilidades básicas que permitan la manipulación bajo una capa ilusoria de libertad.[3]

La educación en la sociedad capitalista tiende a eliminar la capacidad de indagar, de cuestionar, de interrogar, de descubrir las contradicciones que se dan en la realidad social y natural.

De este proceso de embrutecimiento educativo se aprovecha la industria mediática para alienar a la población y así mantenerla esclavizada ante lo que ella produce.

Para conseguir sus objetivos, falsimedia, al igual que las instituciones educativas, pretenderá apoderarse del biotiempo de las personas, principalmente del de la niñez y la juventud.

Vicente Romano dice:

El poder de unos seres humanos sobre otros comienza con la apropiación del biotiempo de los muchos por parte de los pocos. El tiempo es un factor de poder. Se suele decir que es el poder el que manda y no la opinión. Pero el poder sólo puede imperar mientras las personas le entreguen su biotiempo y crean que deben someter su tiempo individual a ese poder.[4]

Mediante la apropiación y control del biotiempo de las personas, los medios ambicionan convertirse en los guías políticos y espirituales de un público que por diversas razones, entre ellas justamente la carencia de un verdadero tiempo libre, no va más allá de lo que falsimedia le propone, no acude a otras fuentes distintas a las expuestas por la industria mediática, aceptando, en cierta forma, como válido, cierto y real lo que se dice precisamente en esos medios.

La sociedad capitalista no posibilita a la niñez y a la juventud los espacios necesarios para poder desarrollar actividades culturales y deportivas; el sistema educativo en todos los niveles absorbe a las y los educandos saturándoles de tareas, de deberes. El único escape que en muchas ocasiones encuentran estos grupos, es el consumo adictivo de los programas enajenantes y alienantes que pasan por la televisión. El “Mundo de Disney”, como lo ha hecho desde su creación, juega un rol fundamental en el proceso de estupidización de la niñez y la juventud, sometida a sus brutales creaciones que transmiten mensajes consumistas, colonialistas y neocolonialistas, sexistas, machistas y racistas.

Las y los adultos, en cambio, encuentran como mecanismos de escape luego de una extenuante jornada de trabajo el sentarse frente al televisor para ver las novelas, los noticieros, los programas deportivos o las películas del cine hollywoodense.

En 1880, Paúl Lafargue escribió un ensayo titulado “El derecho a la pereza”, donde hizo una crítica contundente de las condiciones laborales de la clase trabajadora y los mecanismos de sometimiento y explotación utilizados por la burguesía, a la vez que señalaba la necesidad de que las y los trabajadores luchen por su verdadera liberación para tener efectivamente un tiempo libre que les permita dedicarse a actividades relacionadas con las ciencias, el arte y la satisfacción de las necesidades elementales del ser humano. Los capitalistas, a través de sus industrias de la mentira, repiten hasta la saciedad que los pueblos deben laborar más y más para progresar. Lo que no dicen es que en la sociedad capitalista sólo un grupo de personas trabajan y que de el resultado de esa actividad se apoderan las clases que detentan el poder político y económico que, además, a lo largo del proceso de producción obtienen la mayor parte de sus ganancias por medio de la extracción de la plusvalía, es decir del trabajo no remunerado a las y los obreros.

La industria mediática aparece así como una fuente fundamental para proporcionar a las personas el entretenimiento y las informaciones adecuadas con el objetivo de que puedan disipar sus momentos de tensión laboral, además de nutrirse de las ideas necesarias para tener un amplio conocimiento de la realidad y el mundo. ¿Quién puede entonces oponerse a tan altruista tarea?

Las y los periodistas, o las y los que fungen como tales sin serlo, puestos al servicio de falsimedia, no se cansarán de repetir una y otra vez lo indispensables que son las producciones de su industria para los colectivos humanos, porque a través de ellas la gente puede divertirse, reír, llorar, elevarse académica y espiritualmente.

Lo que no les conviene exponer es quiénes se encargan de determinar, seleccionar y manipular los contenidos que cada medio va a dar a conocer a la gente.

Vicente Romano señala que “lo que importa no es que los medios y los mensajes de la industria de la conciencia sean manipulados o no, sino quién los manipula y en provecho de quién, al servicio de qué intereses.” [5]

El comunicólogo español dice además que:

En lo que se llama “sociedad libre de mercado”, el cometido de la industria de la comunicación […] estriba en producir beneficio, más aún, en estimularlo y, sobre todo, en manipular a la mayoría de la población de manera que no emprendan acciones contra el sistema de economía privada, sino que lo apoyen y extiendan […] Dicho en otros términos, la función primordial de la industria de la comunicación, la conciencia, el entretenimiento o como quiera que se la denomine, en la sociedad capitalista estriba en desorganizar y desmoralizar a los sometidos. Neutraliza a los dominados, por un lado, y consolida, por otro, la solidaridad con la clase dominante y sus intereses.[6]
Las pirañas informativas, que dicen defender la libertad de expresión y pensamiento, buscan, a toda costa, imponer las ideas que defienden los intereses políticos y económicos del imperialismo, la burguesía y la oligarquía a nivel mundial. Pluralistas como son, atacaran diaria y permanentemente todo proyecto social que exprese teórica y prácticamente su oposición al capitalismo. Las palabras socialismo o comunismo son presentadas como sinónimos de totalitarismo, represión e ineficacia. En la selección informativa, no sólo de carácter noticioso, aunque principalmente en ella, los medios constantemente ponen énfasis en señalar que sólo bajo un régimen de economía de mercado se puede vivir en plena libertad, en democracia. La explotación social, el saqueo de los recursos naturales por parte de las transnacionales capitalistas, la polarización cada vez mayor entre ricos y pobres, la inexistencia de espacios reales de participación política y de expresión para los colectivos sociales, no son hechos dignos de ser señalados en los medios de la mentira.
Para imponerse y lograr en cierta forma el control hegemónico ideológico y cultural, acuden a la utilización del terror como un mecanismo de cooptación y amedrentamiento de las personas que, en determinadas circunstancias pueden verse impelidas al ejercicio de la violencia o a la parálisis social.
Las cadenas televisivas venezolanas RCTV y Globovisión, así como los periódicos El Nacional, El Universal o el líbelo Tal Cual son ejemplo del poder de los medios para provocar psicosis colectivas, lo cual constituye un problema de salud pública, debido al daño mental que han causado principalmente en la niñez y juventud venezolana. Incitar al magnicidio del presidente Chávez, propiciar el odio hacia Cuba, mentir sobre la situación económica venezolana, fabricar informaciones para que la gente ataque al gobierno venezolano, etc. es la forma perversa como lleva adelante su tarea falsimedia.
El film de Silvester Stallone, The Expendables, que se estrenará en el mes de agosto de 2010, refleja que la industria mediática trabaja conjuntamente con el aparato militar y de espionaje estadounidense para, a través del cine, justificar sus futuras acciones criminales o las que ya han cometido. En esta película se hace referencia a la intervención de un comando estadounidense para asesinar a un “dictador” latinoamericano que ya lleva veinte años en el poder, así como para neutralizar a las naciones que lo apoyan. El film, aunque no hace una referencia directa a Chávez y a Venezuela, deja expuesto en forma sutil que precisamente de quien están hablando es del presidente venezolano y de su país.
Los ataques de falsimedia a nivel mundial contra el presidente Hugo Chávez son despiadados. El gobernante bolivariano es presentado como un autoritario, prepotente, ambicioso, chabacano y grosero, el mismo que mantiene sometido al pueblo venezolano a un feroz control y que ha conducido a ese país a la debacle económica. Los logros alcanzados por su gobierno en materia política, económica, social, cultural, etc. son silenciados, así como los ataques de los que es objeto por parte de la oposición golpista.
En el programa “Día siete” transmitido el domingo 28 de febrero de 2010 por la cadena televisiva ecuatoriana Teleamazonas, Jorge Ortiz “informaba” que “mientras Chávez quiere perpetuarse en el poder, Uribe había aceptado calladamente la decisión de la Corte Constitucional de Colombia”. Sobre la forma en que fue reelegido por primera vez el presidente de Colombia, gracias a la acción de los narcoparamilitares, falsimedia no dice nada. Por el contrario, Uribe es presentado como un gobernante democrático, con una alta aceptación popular, olvidando los crímenes que ha cometido contra el pueblo colombiano, su servilismo al imperialismo yanqui, así como su vinculación directa con el narcotráfico y el paramilitarismo.
Los terroristas mediáticos son fabricantes de demonios. Desconociendo la lucha de los pueblos, su historia de resistencia y rebeldía, falsimedia ataca a las organizaciones revolucionarias, en armas o no, así como a las y los luchadores sociales, estigmatizándoles para transformarles en los seres y agrupaciones más nefastas para los pueblos. Esa es la estrategia que por ejemplo lleva adelante el gobierno narcoparamilitar colombiano respecto a la insurgencia armada en ese país, así como con relación al presidente Chávez. Y son los medios, no sólo colombianos, sino en el mundo entero que, en unidad de acción, ponen en ejecución la propaganda negra elaborada por el imperialismo yanqui y la oligarquía santanderista.
Falsimedia descontextualiza, desinforma, deja de lado las contradicciones sociales, oculta las causas reales que producen determinados hechos tanto sociales como naturales. No les interesa que la gente se detenga a pensar sobre lo que le están diciendo. Su objetivo es formar seres acríticos, autómatas.  Basta que a través de la industria mediática se diga algo, para que se considerado como real. El público debe asumirlo así. No deben darse el trabajo de investigar si en realidad las cosas son como propone o no la industria de la mentira.
“El régimen cubano es el que mayor número de presos políticos mantiene en el mundo”, afirman. Luego de que se conoció sobre la muerte del ciudadano cubano Orlando Zapata, falsimedia no perdió la oportunidad para, una vez más, atacar al gobierno revolucionario y publicar un sinnúmero de falsedades. Jorge Ortiz de Teleamazonas,
lfonso Espinosa de los Monteros de Ecuavisa, Andrés Carrión de Canal UNO, mediocres exponentes del periodismo ecuatoriano, no dudaron en ningún momento en utilizar todo tipo de epítetos para referirse al gobierno de la Isla. “Régimen tiránico, cruel y despiadado”, “dictadura que mantiene encerrados a 200 presos políticos, de conciencia, muchos de los cuales son periodistas, poetas e intelectuales, los mismos que se hallan en condiciones infrahumanas, a la vez que la población vive una pérdida constante de la libertad y está sometida a una vigilancia constante”, son las maliciosas aseveraciones que esos nefastos personajes, aprovechándose de la impunidad que gozan por estar tras cámaras, dicen respecto a Cuba. De la política criminal norteamericana contra la Isla, del financiamiento a los mal llamados disidentes, que no son otra cosa que mercenarios al servicio de una potencia extranjera, de los crímenes perpetrados por terroristas como Posada Carriles contra el pueblo cubano, el mismo que vive tranquilamente en EEUU, falsimedia prefiere mantener silencio.
Hipócritas, cobardes y serviles como son, no se atreven a rectificar las mentiras que exponen.
Orlando Zapata era un delincuente común, cooptado por la contrarrevolución, la misma que lo condujo al suicidio. Nunca recibió malos tratos. Por el contrario, recibió atención médica de primera con el objetivo de salvarle, tras mantener una huelga de hambre de 85 días para exigir que en su celda haya una televisión, cocina y teléfono personal, cosas que en cualquier régimen carcelario hubiesen sido rechazadas. Fue la madre de Zapata la que expresó a los médicos su gratitud por la atención que le estaban proporcionando, para luego cambiar su versión y así continuar cobrando los dineros que la mafia de la gusanera de Miami le seguirá proporcionando mientras le sea útil a la campaña de difamación contra la Revolución Cubana.
¿Por qué no exponen y dan a conocer eso Ortiz, Espinosa de los Monteros, Carrión? ¿Por qué en los superficiales “análisis” del periódico Hoy o en los escritos banales de Thalía Flores no se señalan estos datos?
Mientras sobredimensionan y falsifican los hechos sucedidos alrededor de la muerte de Zapata, a falsimedia no le interesa dar a conocer que en Colombia, país al que ponen como uno de los modelos de democracia, se hayan encontrado en La Macarena, departamento del Meta, una de las mayores fosas comunes en la historia reciente de América Latina, en la cual yacían dos mil cadáveres de personas asesinadas por fuerzas militares y paramilitares de ese país. De igual manera, para falsimedia el asesinato de líderes populares en Honduras por parte de escuadrones de la muerte que son instrumento del régimen espurio de ese país, tampoco merece ser expuesto al público.

La doblez de la industria política-mediática y sus lacayos que fungen como periodistas es tal, que pretenden aparecer como defensores del medio ambiente o estar preocupados por su destrucción, claro está sin identificar las causas reales de estos hechos que están en la existencia del irracional sistema capitalista. Mientras exponen sus preocupaciones, estos mentirosos no tienen ningún escrúpulo en ser los defensores de un modelo económico que se sostiene en base al fomento del consumismo por medio de la publicidad de todo tipo de productos inservibles, para lo cual fabrican en la mente de las personas todo tipo de necesidades. En vez de atacar al sistema, a las transnacionales capitalistas y a las clases que detentan el poder, la industria mediática acusa a la naturaleza de ser causante de desastres, de catástrofes, cuando ella es víctima de la destrucción causada por este modelo económico depredador.  Estos farsantes son los que ocultaron al mundo el nefasto papel de la administración de Barack Obama en la Cumbre de Copenhague sobre el clima, celebrada en diciembre de 2009 en Dinamarca, escenario en el cual los países ricos, causantes en gran medida de la destrucción ecológica, querían hacer que las naciones pobres asuman los mayores sacrificios frente a lo que ellos han provocado, deslindándose de sus responsabilidades en cuanto a la destrucción del planeta.

Los marrulleros mediáticos dicen estar preocupados por lo que pasa en el mundo, por los fenómenos naturales que se están sucediendo unos a otros, cada vez con más fuerza, provocando que muchas poblaciones sufran los estragos del ecocidio al que hoy se enfrenta el planeta provocado por el capitalismo, el cual pone en serio riesgo la propia existencia de las y los seres humanos.

Pueblos y países que a lo largo de su historia han sufrido la explotación colonial y neocolonial capitalista, el saqueo de sus recursos, la intromisión en sus asuntos políticos, sólo aparecen en falsimedia cuando han sido devastados por algún ciclón, terremoto u otro fenómeno natural. El caso más reciente es el de Haití, nación a la que desde el siglo XIX el imperialismo francés y luego estadounidense sometieron a un brutal bloqueo, rapiña y explotación por el delito de haber sido el primer país de América Latina y el Caribe en haber alcanzado su libertad. De la dominación imperialista los medios no hablan. Se conmueven por lo sucedido tras el terremoto que tuvo lugar allí el pasado 12 de enero de 2010, que provocó la muerte de más de 200 mil personas, la destrucción del país y pérdidas millonarias. Pero del terremoto social provocado por la dominación imperialista o el respaldo de EE.UU. a los corruptos gobernantes haitianos como lo fueron los criminales François Duvalier, “Papa Doc”, y su hijo Jean-Claude Duvalier, no explican mayor cosa. En Haití el 85 % de la población vive por debajo de los niveles de pobreza.

Por otro lado, el tratamiento mediático llevado a cabo por las cadenas de televisión CNN y Fox sobre el terremoto y la situación del pueblo haitiano fue morboso y atentatorio contra la dignidad de las y los haitianos, al pretender elevar su rating de sintonía por medio de la espectacularización de los hechos y la conversión de sus enviados en una especie de “salvadores” y “caritativos” héroes que frente a las cámaras cumplieron bien ese papel. Mientras esto sucedía y se hacía referencia a la “humanitaria ayuda militar” gringa, se dejaba de lado la valiosa e importante asistencia de las y los médicos cubanos que desde antes del terremoto ya cooperaban con el hermano pueblo de Haití, en las condiciones más difíciles.

Falsimedia, responsable de la intoxicación y envenenamiento masivo de la población,  pretende imponer a los colectivos sociales sus gustos culturales en todos los campos. Si ella dice que tal o cual cantante son buenos, la gente debe oír lo que le proponen. Igual sucede con el cine. El más reciente caso es el de la película Avatar. Los noticieros de la televisión ecuatoriana en sus espacios dedicados a la farándula y el “entretenimiento”, no perdieron la oportunidad para inducir a la gente a que vean, la que según palabras de los “expertos” periodistas del séptimo arte es una magnífica película, en la cual, además, se hace una defensa del medio ambiente. ¡Ahí se aprecia lo que es el Yasuní! exclamaban conmovidos los “ecologistas” mediáticos, refiriéndose a esa región maravillosa de la Amazonía ecuatoriana que se halla en peligro.

Un film en el que se invirtió 150 millones de dólares, aburrido,  predecible y reiterativo en su argumento, en el cual en ningún momento el sistema capitalista es presentado como responsable de la catástrofe ecológica, donde la destrucción del ecosistema de Pandora es el resultado de la acción de individuos crueles (civiles y militares), donde los pueblos indígenas (Navis), en un cambio discursivo de la industria hollywoodense, son presentados como tribus de seres místicos, inocentes, llenos de sabiduría, aunque sin dejar de expresar celos, egoísmo, machismo y mecanismos de dominación interna cuando ven que sus hembras se enamoran de un extraño, al estilo de Pocahontas, producción en la que como señala Nicolás M. Rey no hay propiamente una defensa de la ecología, sino un cambio de estrategia del imperialismo para apoderarse de los recursos naturales[7], pretende ser presentada como un película de calidad.  

No es nuevo. La industria mediática tiene que defender sus mediocres producciones y hacerlas pasar como buenas. Un mecanismo para resaltarlas es la entrega de los premios Óscar, espectáculo diseñado por los poderosos de la industria cinematográfica estadounidense para, en la mayoría de casos, premiar precisamente a los filmes de mala calidad que producen y así posibilitar que se promocionen, difundan y comercialicen en el mercado, acompañados de toda serie de productos destinados a idiotizar principalmente a la niñez y la juventud.

Para no morir envenenados por el consumo de estos tóxicos mediáticos, los pueblos deben organizarse y luchar no sólo por el establecimiento de legislaciones que regulen lo que la industria mediática hace o para tener un acceso limitado a los medios, sino fundamentalmente para cambiar este sistema alienante, embrutecedor y explotador y así lograr el control efectivo de la tecnología mediática para que los colectivos sean los verdaderos hacedores de sus producciones comunicacionales.

Dax Toscano Segovia

miércoles, 10 de marzo de 2010

Chile: el trágico fin de un mito

Mario Amoros es un periodista y historiador español. En un nuevo articulo de opinión, hace una reflexión interesante sobre la caída del mito chileno. Muchos miembros de la oposición y de la derecha argentina hacen hace ya varios años constantes elogios a los logros económicos, políticos, sociales y de todo tipo que supuestamente se han conseguido en el país transandino. La tragedia del terremoto, como explica Amoros, muestra la verdadera cara de nuestro vecino.

Han transcurrido ya casi dos semanas desde el cataclismo que resquebrajó una extensa franja del sur de Chile, arrebató la vida a cerca de 500 personas, destruyó más de un millón de viviendas, arrasó numerosas localidades costeras y ciudades tan importantes como Concepción, Talcahuano o Constitución y arruinó un sinfín de infraestructuras, incluso en Santiago. El seísmo y el posterior tsunami, seguidos por sus incesantes réplicas, devastaron las regiones del Maule y el Biobío, pero también han dejado al descubierto la falacia del mito chileno, proyectado por el poder político, mediático y económico, alimentado por los medios de comunicación y los gobiernos de Occidente, jaleado recientemente con su ingreso en el exclusivo club de la OCDE o con sus relaciones comerciales privilegiadas con Estados Unidos y la Unión Europea.
Como en tantas otras ocasiones a lo largo de su historia republicana, las élites chilenas intentan presentarse como la excepción en una América Latina supuestamente atrapada hoy entre el autoritarismo y el neopopulismo. Se trataría de un país con un sólido desarrollo democrático, confirmado aparentemente por la victoria de la derecha en las elecciones presidenciales de enero. Y de una nación que se habría anticipado, debido a la mano dura de la dictadura militar, en la aplicación de las recetas que conducirían al éxito: la privatización de la sanidad, las pensiones, la educación y los principales servicios (electricidad, agua, transportes, carreteras…), la laminación de los derechos de los trabajadores y los sindicatos y la sacralización del poder económico y financiero.
El terremoto tuvo su epicentro también en las entrañas de este mito. En los últimos días hemos podido contemplar el hiriente desamparo de centenares de miles de ciudadanos de un país que carece de una red pública eficaz de asistencia, a pesar de la persistente amenaza de estas catástrofes naturales, y cuyo Gobierno decretó tempranamente el despliegue de miles de efectivos de las Fuerzas Armadas y de Carabineros y el toque de queda para restaurar el orden y proteger la propiedad privada.
En cambio, el Ejecutivo que preside Michelle Bachelet tardó unas interminables 72 horas en lograr repartir alimentos en Concepción (la segunda ciudad más populosa del país), por lo que muchas personas no tuvieron más remedio que recurrir al pillaje para sobrevivir, en un escenario dramático en el que, a la ausencia durante días de luz eléctrica y agua potable (servicios en manos de compañías privadas), se sumaba la carencia de equipos humanos suficientes para rescatar a las personas atrapadas por los derrumbamientos o atender a los heridos. Estos sucesos han sido utilizados para sustituir el debate sobre el modelo de sociedad que se derrumbó el 27 de febrero por los retóricos llamamientos en pro de la unidad nacional para la reconstrucción del hermoso sur del país, simbolizados en el “Fuerza Chile” de la presidenta y en el larguísimo telemaratón conducido por el inefable Don Francisco entre el viernes y el sábado.
José Luis Ugarte, profesor de Derecho de la Universidad Diego Portales, reflexionaba estos días: “¿Por qué en Chile apenas el orden se retira –cuando el brazo armado de la ley deja de atemorizar– los sectores más pobres se sienten con el legítimo derecho de saquear y tomar aquello que de otro modo –legalmente– no alcanzan? Porque la sensación de injusticia y de exclusión altamente extendida entre los pobres hace que nuestra sociedad esté pegada con el mismo pegamento que esos edificios nuevos que hoy se derrumban. El terremoto ha desnudado al capitalismo chileno, mostrando vergonzosamente sus pies de barro. Ni nuestra mejor propaganda ni la de los organismos financieros puede esconder que a la hora de repartir entre todos nuestros beneficios nos parecemos más a los países africanos que a los del Primer Mundo, con los que nos gustaría compararnos”.
La historia de Chile está marcada también por los terremotos. El 24 de enero de 1939, un seísmo de 8,3 grados en la escala de Richter con epicentro en Chillán (a 112 kilómetros de Concepción) destruyó prácticamente la misma región ahora devastada y segó la vida de casi 6.000 personas. Eran las primeras semanas de Gobierno del Frente Popular y el presidente Pedro Aguirre Cerda impulsó la creación de la Corporación de Fomento de la Producción (CORFO) para coordinar los trabajos de reconstrucción.
En muy poco tiempo, la CORFO se convirtió en uno de los ejes del desarrollo económico y social al promover el crecimiento de la industria y las infraestructuras públicas. Mascarones de proa como la Empresa Nacional de Electricidad, la Compañía de Aceros del Pacífico, la Industria Azucarera Nacional o la Empresa Nacional de Telecomunicaciones nacieron bajo su alero y nos remiten a un tiempo histórico en el que el Estado, legitimado por la sociedad democrática, ejercía un papel preponderante del que le despojaron, para reemplazarlo por el dios Mercado, la dictadura de Pinochet y sus políticas neoliberales, cuyas directrices principales han mantenido los cuatro presidentes de la Concertación a lo largo de estos últimos 20 años.
Mañana, la socialista Michelle Bachelet traspasará la banda presidencial al derechista Sebastián Piñera, cuyo consejo de ministros estará integrado por un elenco de empresarios, economistas adscritos a la ortodoxia monetarista y políticos conservadores afines al Opus Dei y otros grupos integristas. Ante esta perspectiva, el presidente del Partido Comunista y diputado electo, Guillermo Teillier, ha llamado a la constitución de un gran frente político y social por “la reconstrucción de Chile”, pero no sólo por la reparación de los daños causados por el terremoto y el tsunami, sino también por la “reconstrucción democrática de Chile”.

Los errores de Hillary en Latinoamerica

Mark Wiesbrot es codirector del Centro para el Estudio de la Economía y la Política en Washington D.C. Wiesbrot escribió una columna de opinión para el diario The Guardian de Inglaterra que vale la pena destacar. El articulo fue traducido por Andrés Prado del sitio rebelion.org

El tour de Hillary Clinton por Latinoamérica está resultando tan exitoso como la visita de George W. Bush en 2005, cuando terminó marchándose de Argentina un día antes de lo planeado simplemente para largarse cuanto antes del país. La principal diferencia reside en que a ella no la reciben con protestas y disturbios. Puede estar agradecida por ello a la imagen que su jefe, el Presidente Obama, ha conseguido mantener en la región, a pesar de su continuismo en las políticas de su predecesor.
Pero ella ha resultado ser más torpe diplomáticamente que Bush, quien al menos reconoció que había serios problemas y supo qué no tenía que decir. “La crisis hondureña ha sido conducida hacia una exitosa conclusión.”, dijo Clinton en Buenos Aires, añadiendo que “se consiguió sin violencia”.
Esto es como echar sal en la herida de sus anfitriones pues ellos ven el derrocamiento del Presidente Mel Zelaya el pasado junio, y el subsiguiente esfuerzo por parte de los Estados Unidos por legitimar la dictadura allí impuesta, no solamente como un fracaso sino como una amenaza a la democracia en toda la región.
Lo que ha dicho también es indignante dados los asesinatos políticos, palizas, arrestos masivos y torturas que el gobierno golpista usó para mantener el poder y reprimir al movimiento pro democracia. Lo peor de todo es que se siguen cometiendo esos crímenes.
Hoy (5 de Marzo N.d.T) nueve miembros del Congreso de los EE.UU. –incluyendo a algunos demócratas en posiciones de liderazgo en el Congreso– han escrito a la Secretaria Clinton y a la Casa Blanca acerca de esta violencia. Sus palabras son las siguientes:
“Desde la toma de posesión del Presidente Lobo han sido atacados varios de los principales oponentes al golpe. El 3 de febrero Vanessa Zepeda, enfermera y organizadora sindical que ya había recibido anteriormente amenazas de muerte ligadas a su activismo dentro del movimiento de resistencia, fue estrangulada y su cuerpo fue arrojado desde un vehículo en Tegucigalpa. El 15 de febrero Julio Funes Benítez , miembro del sindicato SITRASANAA y miembro activo del Movimiento Nacional de Resistencia, fue disparado fuera de su casa, lo que le causó la muerte, por pistoleros desconocidos montados en una motocicleta. Y más recientemente Claudia Brizuela, una activista de la oposición, fue asesinada en su casa el 24 de febrero. Desgraciadamente estos son sólo tres de los numerosos ataques contra activistas y contra sus familias…”
La Secretaria Clinton se reunirá el viernes con “Pepe” Lobo de Honduras, que fue elegido presidente después de una campaña marcada por los cierres de medios de comunicación y la represión policial de la disidencia. La Organización de Estados Americanos y la Unión Europea rechazaron enviar observadores a las elecciones.
Los miembros del Congreso también pidieron a Clinton que, en su reunión con Lobo, “mande un fuerte y claro mensaje de que los derechos humanos en Honduras serán un componente crítico para próximas decisiones relativas a la normalización de relaciones, así como a la reanudación de la ayuda financiera.”
Ésta es la tercera carta que Clinton recibe del Congreso sobre los derechos humanos en Honduras. El 7 de agosto y el 25 de septiembre, miembros del propio partido demócrata de Hillary Clinton en el Congreso la escribieron para protestar acerca de los abusos sobre los derechos humanos que se estaban cometiendo en Honduras y la imposibilidad de celebrar elecciones libres bajo esas condiciones. No obtuvieron ni siquiera una respuesta automática hasta el 28 de enero, más de cuatro meses después de que se enviara la segunda carta. Éste es un nivel poco común de falta de respeto hacia los representantes electos de tu propio partido político.
Parece que lo único que les preocupaba a estos “Guerreros Fríos” era quitarse de en medio a un presidente socialdemócrata de un país pequeño y pobre.
Clinton continuó en Brasil su estrategia a lo Guerra Fría lanzando algunos insultos gratuitos contra Venezuela. Que es como asistir a una fiesta y decirle al anfitrión lo poco que te gustan sus amigos. Después de las denuncias rituales sobre Venezuela, Clinton dijo: “Desearíamos que Venezuela mirase más al sur de su territorio, a Brasil y a Chile y a otros modelos de países con éxito.”
El Ministro de Asuntos Exteriores de Brasil, Celso Amorim, respondió con diplomacia pero no hubo ambigüedad alguna en la repulsa a los insultos de ésta. Dijo que estaba de acuerdo en “una cosa” que Clinton dijo, “que Venezuela debería mirar más hacia el Sur más… y por ello hemos invitado a Venezuela a que se una a MERCOSUR como miembro de pleno derecho.” Los aliados de la derecha que tiene la señora Clinton en el parlamento de Paraguay –remanentes de la dictadura de ese país y de 60 años de gobierno de un único partido– están actualmente haciendo que se detenga la inclusión de Venezuela en este bloque de comercio sudamericano. Esto no es lo que ella quería escuchar de Brasil.
Los brasileños también rechazaron los esfuerzos bastante poco diplomáticos de Clinton para presionarlos con la intención de que se unieran a la llamada de Washington para imponer nuevas sanciones sobre Irán. “No es prudente poner a Irán contra la pared”, dijo el Presidente brasileño Lula da Silva. “Lo prudente es entablar negociaciones.”
“Simplemente no nos inclinaremos ante un consenso que va desarrollándose si no estamos de acuerdo” dijo Amorim en una rueda de prensa con Clinton.
La Secretaria Clinton hizo una concesión a Argentina pidiendo al Reino Unido que se siente a discutir con el gobierno argentino su disputa sobre las Islas Malvinas. Pero parece improbable que Washington haga algo para conseguir que esto ocurra.
Por ahora, el próximo examen crucial será Honduras: ¿continuará Clinton con los esfuerzos de Washington por blanquear la represión del gobierno hondureño? ¿O escuchará al resto del hemisferio, así como a los miembros de su propio partido demócrata en el Congreso, e insistirá en algunas concesiones en lo relativo a los derechos humanos, incluyendo la vuelta de Mel Zelaya a su país (como los brasileños también destacaron)? Esta historia puede que no consiga interesar mucho a los medios de los EE.UU. pero Latinoamérica estará atenta.

lunes, 8 de marzo de 2010

La peor astilla

Seguimos con las notas de Martín Caparros...

Y entonces, cuando ya parecía que nadie podría matarle el punto al presidente Lula, apareció el presidente Pepe –o, mejor, el presidente Elpepe– y le dio cuatro vueltas. Es improbable que salga otro mejor: creo que, a esta altura, podemos afirmar que el título continental de Peor Astilla va a quedar, por mucho tiempo, en manos del honorable señor José Mujica, presidente de ROU.

–¿La peor astilla?

–Sí, ¿no la recuerda? La del mismo palo, bó.

El presidente Elpepe es la culminación de uno de los recursos más astutos de la política sudamericana en las últimas décadas: vamos con los arrepentidos. En los noventas, el capitalismo salvaje –con más o menos salvajismo según cada republiqueta– arrasaba con todo: tenía bula porque acababa de caerse un muro y la felicidad eterna del mercado era nuestro destino manifiesto. Pero sus gerentes se la creyeron tanto que arruinaron a demasiada gente –más gente o menos, según republiquetas– y la idea tuvo un momento de zozobra; fue entonces cuando llegaron –clarín, polvo, caballos– al rescate los arrepentidos.

Es probable que no lo hayan planeado, pero fue un truco extraordinario: el capitalismo desacreditado por sus errores y excesos –su soberbia, sus pozos de pobreza, sus cumbres de riqueza impúdica, sus políticos necios, su corruptela levemente obscena– necesitaba recuperar alguna legitimidad: ¿quién mejor para dársela que los que lo habían combatido? Así apareció, primero, un obrero izquierdista de los suburbios de San Pablo; así apareció, después, una mujer socialista con padre asesinado por Pinochet; así apareció, más tarde, un obispo tercermundista rebelde intransigente un poco putañero –e incluso apareció, diferente, más lejos, más arriba, la versión superhollywood 3D HD Dolby Digital, que no legitiman diez o veinte años de militancia izquierdista, faltaba más, sino siglos de esclavitud morena. ¿Quiénes más autorizados para decir miren, nosotros sabemos de qué estamos hablando, nosotros nos opusimos a este sistema, fuimos víctimas de este sistema pero ahora reconocemos que no hay nada mejor?

–¿Quién, pregunta? El presidente Elpepe.

El presidente Elpepe es, a todas luces, un hombre respetable –y de lejos resulta entrañable: un petiso panzón desaliñado sin la menor apariencia de soberbia, de ambición personal. Además fue guerrillero, estuvo preso trece años, sigue siendo un poco lengualarga, sigue vistiéndose tan pobre como antes, sigue viviendo en la misma chacra de los suburbios de Montevideo. Todo eso, por supuesto, subrayado y mejorado por la uruguayidad. (Para nosotros, argentinos, la uruguayidad es una trampa rara: nos convence de cosas. A mí me encanta –respeto mucho– su sentido de paisito digno y orgulloso de no ser muy orgulloso, su austeridad, su laicismo: que Uruguay no tenga Semana Santa sino Semana del Turismo me parece uno de los grandes logros del republicanismo liberal decimonónico, pero eso no hace que Punta del Este deje ser el gran lavadero y pelotero y tragadero de los ricos argentinos, ni que sus bancos sean su recurso cuando quieren fugar sus capitales.

“Es raro: son nosotros pero no lo son –escribí hace tiempo–. Hablamos casi el mismo idioma, vivimos en paisajes semejantes, pero nuestras historias nos fueron separando: si Buenos Aires fue la capital de un imperio que nunca existió, Montevideo fue el centro de una Suiza que tampoco. Aunque algo de aquella imagen se mantenga: el Uruguay nos parece amable, peludito y suave: ordenado, tranquilo, inocuo. Nos parece un espacio decente, de gente íntegra: algo así como la imagen mitificada de los viejos criollos. Y mantenemos esa imagen aunque el Uruguay viva, entre otras pocas cosas, del lavado de dinero: yo no tengo nada en contra de esa práctica económica –tan decente o indecente como la mayoría–, pero no es la mejor para sostener una reputación de país probo según las reglas consagradas. Y sin embargo, la sostienen.

–No me va a comparar al Uruguay con las islas Caimán.

–No, no es lo mismo morder que chupar mate.

El presidente Elpepe, queda dicho, sigue haciendo muchas cosas –es importante que siga, que establezca una continuidad– y es muy respetable y también piensa cosas que hace treinta y tantos años, justo antes de que lo metieran preso, lo habrían llevado a definirse como un enemigo mortal de sí mismo. Es lógico: la gente cambia, y la persistencia es a menudo persistencia en el error. Lejos de mí defender la tozudez; sí quiero, en cambio, pensar qué rol juegan esos cambios y esa gente que cambia, qué papel en la historia.

El presidente Elpepe sirve –como el resto del Batallón Astilla– para terminar de enterrar ciertas ideas: yo antes quise cambiar el mundo, muchachos, armar una sociedad sin ricos ni pobres pero eso no funciona; ahora sé que lo que hay que hacer es hacer más “vivible” –la palabra es suya– esta sociedad con ricos y pobres, poderosos y debilitados. Nosotros ya intentamos otra cosa pero no se puede, muchachos, hay que seguir con esto. Lo que sí, hagámoslo un poco más humano, que no parezca tan basura porque eso no queda bien y solivianta. El gran truco de los Astilla consiste en convencernos de que no cambiaron de metas sino de método: que siguen buscando el bienestar general pero que han descubierto que debe conquistarse dentro de este juego.

Por eso dicen de maneras variadas que, contra lo que solían pensar, ahora descubrieron que esa felicidad es una posibilidad del capital: “Vamos a darle al país cinco años más de manejo profesional de la economía, para que la gente pueda trabajar tranquila e invertir tranquila. Una macroeconomía prolija es un prerrequisito para todo lo demás” –dijo el presidente Elpepe en su discurso de asunción–. “Seremos serios en la administración del gasto, serios en el manejo de los déficit, serios en la política monetaria y más que serios, perros, en la vigilancia del sistema financiero. Permítanme decirlo de una manera provocativa: vamos a ser ortodoxos en la macroeconomía” –dijo, y todos sabemos que ortodoxo significa estricto capitalismo global financiero y que eso es, más allá de sus propuestas de “mayor educación para enfrentar a la pobreza”, lo que importa.

Para comprobarlo alcanza con ver el cariño con que lo tratan en estos días nuestros empresarios, nuestros grandes medios: un tipo razonable que les promete no cargarlos de impuestos, “un ex guerrillero que carga su mochila sin resentimientos” y ha sabido dejar el pasado en el pasado. Tan amable les resulta que les sirve, también, como arma arrojadiza contra los Kirchner: el presidente Elpepe sí que es un setentista bueno, uno que entendió las lecciones de la historia, que sabe que hay que conversar, negociar, contemporizar: que dice que “hace rato que todos aprendimos que las batallas por el todo o nada son el mejor camino para que nada cambie y para que todo se estanque”.

No porque los Kirchner vayan a todo o nada, sino porque exageran discursos y muecas. Ellos, que detectaron el fenómeno enseguida, intentan pertenecer al batallón Astillas pero no terminan de calificar: su historia militante es muy tenue, dudosa, entonces ahora tienen que sobreactuar su condición y terminan irritando a unos y a otros. Mujica no necesita discutir si militaba de verdad, si estuvo preso una semana o dos: puede mostrarse más sereno. No debe ganarse la legitimación con gestos ampulosos: ya la tiene –y por eso les resulta tan útil.

–Caparrós, lo hacía más moderno.

–¿Qué quiere, que me ponga seis aros en la punta del bigote?

–No, mi estimado, que no siga con ese lenguaje y esas ideas tan pasadas de moda. El último gran triunfo del capitalismo fue conseguir que incluso la palabra capitalismo parezca torpe y demodé, que supongamos que no es una forma de organizar las sociedades sino la única posible –y, para ese triunfo, los Astillas son bizcochuelo y guinda al mismo tiempo. Y conste –pienso, me atajo– que no lo digo por nostalgia de esas formas de socialismo autoritario, guevarista, leninista, queElpepe y tantos otros defendíamos entonces; que no lo digo tampoco porque crea –lejos de mí– que cuanto peor algo es mejor; que sí lo digo porque creo que estos intentos de maquillar la crueldad de un sistema con polvos de izquierdita son una cumbre del gatopardismo.

–No, claro, el rey es un tirano intolerable.

–Y sí, no podemos seguir teniendo un rey.

–Bueno, un rey lo que se dice un rey mejor no, mi estimado Robespierre. ¿Pero qué le parece si ponemos un gran duque?

–¿Y qué haría ese gran duque, Lafayette?

–Nada, sería el amo del país y de sus ciudadanos pero no sería un rey. Alguien nos tiene que mandar, faltaba más.

Y lo digo porque el capitalismo lleva más de doscientos años construyendo un mundo donde la mitad de las personas vive mal, donde uno de cada seis hombres y mujeres pasa hambre, donde tantos se mueren de enfermedades que no matan ricos, donde unos pocos se imponen y saquean a miles de millones: esas cosas que ya no queda bien decir. Y lo digo porque creo que estos ex convertidos en adalides de un capitalismo más amable son la mejor fórmula para que ese estado de cosas dure un poco más: para renovar la expectativa de que el capitalismo puede dejar de ser lo que fue siempre y que, por lo tanto, no es tan urgente seguir buscando las formas de reemplazarlo por otra forma de organizar el mundo. Por eso lo digo –aunque no digo que lo hagan para eso. No se trata de juzgar intenciones; ésa, lo tengo dicho, es otra historia

viernes, 5 de marzo de 2010

La deuda ecuatoriana

Ecuador pudo investigar el origen de su deuda externa y comprobar las aberraciones políticas y jurídicas que se cometieron. Le sirvió para pagar menos y negociar en mejores condiciones con sus acreedores.
Respondiendo a las viejas luchas de organizaciones de la sociedad civil y los grupos indígenas, al poco tiempo de asumir el gobierno, el presidente del Ecuador, Rafael Correa, creó la Comisión para la Auditoría Integral del Crédito Público (CAIC), mediante el decreto ejecutivo 472, tomando juramento a sus miembros el 23 de julio de 2007 en la Gobernación de Guayas, de la ciudad de Guayaquil.
La CAIC, estuvo integrada por diez miembros ecuatorianos y cinco extranjeros, entre los que se encontraba quien esto escribe y fue presidida por el ministro de Coordinación de la Política, economista Ricardo Patiño y se dividió en distintas comisiones, para proceder al trabajo que se les encomendara que comenzó, en realidad en el mes de enero del 2008, debido a una serie de trabas burocráticas, que recién en esa fecha pudieron superarse.
El presidente Correa consideró que el paso previo a cualquier renegociación de la deuda heredada de los anteriores gobiernos era analizar cuidadosamente su origen, su formación y, en definitiva, qué parte de ella era legítima y cuál no lo era, para proceder en consecuencia a cortar de raíz con una transferencia de recursos que impedía seriamente el desarrollo de emprendimientos productivos de interés nacional.
Oposición de la burocracia
La auditoría que encargó no tuvo sólo el propósito de limitarse a los aspectos meramente contables del endeudamiento externo, sino que abordó un espectro amplísimo de trabajo capaz de determinar las graves consecuencias que tuvo para el país y su incidencia no únicamente económica, sino en todo aquello que hubiera afectado al medio ambiente, a los pueblos originarios o a los afrodescendientes, etc.
Debe destacarse que en un principio, hubo que enfrentarse con las trabas puestas por funcionarios del Banco Central y del Ministerio de Finanzas que provenientes de administraciones anteriores, que no tenían el menor interés que se trasparentaran las cuentas públicas, ya que muchos de ellos, habían intervenido en algunas negociaciones.
El estado caótico de los archivos hizo muy dificultosa la tarea, pero la voluntad de llegar hasta las últimas consecuencias en la investigación suplió todas las dificultades, y se trabajó arduamente en el análisis de todos los papeles que se fueron encontrándose, aunque en algunos casos no fue posible reconstruir algunas negociaciones, por haber sido destruidas las evidencias de las mismas.

Igual que Argentina
En minucioso análisis de toda la documentación que fue verificada mostró que el proceso de endeudamiento fue similar al argentino, ya que habiéndose cancelado toda la deuda externa en 1975, al asumir el triunvirato militar en 1976, comenzó una política llamada "de endeudamiento agresivo" que llevó las obligaciones externas a más de 3.600 millones de dólares a fines de 1979, cuando retornó la democracia. En el año 1982, el Presidente Osvaldo Hurtado procedió a estatizar la deuda privada, y a partir de 1983 se realizaron distintas negociaciones con la banca extranjera, que determinaron que la deuda siguiera creciendo, hasta producirse la interrupción de los pagos en 1986.
En diciembre de 1992, con la casi totalidad de la deuda prescripta de conformidad con las pautas del Estatuto de Limitaciones del Estado de Nueva York, el gobierno decidió renunciar a los derechos de prescripción actualizando la deuda por otros seis años, lo que permitiría, firmar en 1994 el Plan Brady, que era una copia del firmado por la Argentina y otros países latinoamericanos, con la excepción de los montos, los nombres de los funcionarios intervinientes y la legislación de cada Estado que era diferente.
Ante el incumplimiento de las obligaciones del Brady, y violando las propias disposiciones contractuales que establecían, que sólo la mitad de la deuda era susceptible de ser refinanciada, porque la otra parte estaba garantizada por bonos del Tesoro de los Estados Unidos, que el Ecuador había comprado, se decidió de acuerdo con los acreedores, refinanciar la totalidad, volviendo a incrementarse la deuda, y las garantías fueron vendidas por Salomon Smith Barney (Citibank) uno de los que interviniera en la operación, desconociéndose el destino de los fondos, con excepción de algunas pocas sumas que pudieron ser documentadas.

El "libreto"
Los autores intelectuales de todos los contratos de deuda furon el estudio Milbank, Tweed, Hadley y McCloy, abogados y socios de la familia Rockefeller desde 1930, y que tuvo como abogados destacados entre muchos otros a John Mc Cloy, que fuera presidente del Banco Mundial y asesor de siete presidentes de los Estados Unidos, y a William Webster, que fuera director del FBI de 1978 a 1987, y director de la CIA de 1987 hasta 1991, cuando se decidió la implementación del Plan Brady.
Es importante puntualizar que además de remitir todos los contratos, que debían ser firmados sin ningún cambio, los acreedores, enviaban el modelo de la opinión legal que debía emitir el Procurador de Estado, quien en vez de cumplir con su función de defender al país como abogado del mismo, se limitaba a firmar lo que le mandaban, exactamente igual a lo que ocurrió aquí cuando se firmó el Plan Brady.

Aberraciones jurídicas
Haciendo una síntesis de los hallazgos encontrados, tienen relevancia especial los siguientes que revelan, a los extremos que se llegó:

1) La indudable lesión a los intereses del Estado y al patrimonio público

2) La violación a principios fundamentales del derecho administrativo

3) La ignorancia del cabal destino de los fondos durante la dictadura.

4) La violación del Código Civil, el Código de Comercio y la Ley Orgánica de Administración Financiera y Control.

5) La violación de la Constitución.

6) La obligatoriedad de contraer préstamos con el FMI, aún cuando no se necesitara el dinero, como condición de cumplimiento del contrato con los bancos acreedores.

7) Se eximió de cualquier responsabilidad, por cualquier acto lesivo, a los bancos acreedores, representantes, empleados, directivos, etc.

8) Se renunció a cualquier tipo de inmunidad.

9) El Ecuador se hizo cargo de la totalidad de los gastos de los acreedores, sus abogados, asesores, operadores, etc.

10) Se firmaron convenios sin autorización legal.

11) Se renunció a todas las defensas que pudiere oponer el país, en caso de una acción legal.

12) Se renunció a cualquier acción legal, en caso de que el convenio firmado fuera nulo, ilegal o no ejecutable.

13) Los procuradores del Estado, incurrieron desde 1977 hasta el 2005 en los delitos de falsedad ideológica, prevaricato, e incumplimiento de los deberes de funcionario público.

14) Se estableció, falsamente, en los convenios que éstos se encontraban en legal forma bajo las leyes del Ecuador.

15) En el caso de los bonos 2012 y 2030, el convenio "Indenture" que establecía las pautas a las que debían ajustarse, no tuvo el obligatorio dictamen de la Procuraduría, y el mismo recién fue remitido a las autoridades ecuatorianas cinco años después de ser firmado por el Cónsul de Ecuador en Nueva York.

16) Se firmaron convenios con fechas antedatadas.

17) En la generalidad de los casos las emisiones de bonos fueron colocaciones privadas a ser negociadas en gran parte en paraísos fiscales y nunca obedecieron a las formalidades de una oferta pública, sujeta a las estipulaciones de la Securities Exchange Comisión de Estados Unidos, como correspondía a una negociación clara y transparente.

18) Se aceptaron créditos de los organismos multilaterales, para privatizar sectores estratégicos, y no para proyectos de desarrollo.

19) Se convalidó el abuso de derecho.


La presentación
El denominado Resumen Ejecutivo de la Auditoría fue presentado al presidente Rafael Correa el 20 de noviembre de 2008, en un acto público que contó con la participación del gabinete de ministros, los más altos funcionarios del Estado, el presidente de la Asamblea Nacional, asambleístas, cuerpo diplomático e invitados especiales de otros países. La economista Karina Sáenz, directora del Banco Central, fue la encargada de mostrar los aspectos estadísticos de la deuda, y quien esto escribe, en su carácter de miembro de la Comisión de Auditoría, fue quien expuso extensamente los aspectos fundamentales de la ilegalidad de todas las contrataciones.
Ante la existencia de graves irregularidades, de los delitos de acción pública mostrados y del incumplimiento de los principios fundamentales del orden jurídico del país y aún de los Estados Unidos, a cuya legislación estaban sometidos los contratos, y los que aún se encuentran vigentes, el presidente Rafael Correa decidió que el Ministro Fiscal del Estado, Washington Pesantez, iniciara una indagación previa sobre la base de la voluminosa documentación reunida por la Comisión a los efectos de imputar a los responsables del endeudamiento, habiendo sido citados ya varios ex presidentes y otros funcionarios.

Suspensión de pagos
Además el Presidente Correa ordenó la suspensión de los pagos de los bonos Global 2012 y 2030, procediéndose a realizar el análisis de las posibles acciones a seguir. En una de las reuniones de gabinete en las que participé, propuse la impugnación de los créditos, ya que tenía en mi poder un informe que había pedido al estudio de abogados de Nueva York Rabinowitz, Leaderman, Standard & Krinsky, pero se decidió seguir la opinión de Paul Reichler, un abogado norteamericano que representaba al Ecuador en un litigio ante la Corte de Justicia de La Haya, quien sostuvo que resultaba imposible accionar legalmente y que sólo cabía negociar con los acreedores. A esto se sumó la baja de los precios del petroleo, y la crisis financiera en Europa y Estados Unidos que determinaron que los migrantes ecuatorianos dejaran de remitir fondos, con lo que la economía del país sufrió los efectos de la crisis, y Correa no tuvo otra alternativa que ver la mejor manera de enfrentar a los acreedores, pero sin acceder a la totalidad de sus reclamos.

Fue así que se decidió hacer una oferta de pagar el 30% de los bonos, en efectivo, y desprenderse así de obligaciones por más de 3.200 millones de dólares, lo que fue aceptado por el 92% de los tenedores. Eso significó terminar con transferencias del orden de los 7.000 millones de dólares en los próximos años en concepto de intereses y amortizaciones, y el consiguiente condicionamiento económico que esa deuda significaba para el Ecuador. El elemento fundamental para que no fuera cuestionada la oferta, fueron los resultados de la auditoría que mostraba todo lo que señalé anteriormente, y los acreedores no iban a arriesgarse a un pleito interminable, de resultados inciertos.

"Cómo arreglamos"

Finalmente, y como una evidencia más de lo importante que resulta efectuar una auditoría que muestre con claridad todo este conjunto de operaciones fraudulentas, puedo consignar el hecho, que a las pocas horas que yo hiciera la presentación al país, se comunicó conmigo vía mail y telefónica unos de los abogados del Chase Morgan, para ver "cómo se podía arreglar todo esto", ya que tenía conocimiento de mi participación en la decisión del Presidente Correa de no pagar la deuda, y era necesario según él llegar a algún acuerdo que fuera beneficioso para las partes.


Por Alejandro Olmos Gaona, de ARGENPRESS

miércoles, 3 de marzo de 2010

El Pepe Presidente

Les dejo el discurso de asunción del nuevo presidente del Uruguay

Queridos amigos:


> >

> > La vida ha sido extraordinariamente generosa conmigo.

> > Me ha dado un sinfín de satisfacciones más allá de lo que nunca me

> > hubiera atrevido a soñar.

> > Casi todas son inmerecidas.

> > Pero ninguna más que la de hoy: encontrarme ahora aquí, en el corazón

> > de la democracia uruguaya, rodeado de cientos de cabezas pensantes.

> > ¡Cabezas pensantes! A diestra y siniestra.

> > Cabezas pensantes a troche y moche, cabezas pensantes pa’ tirar pa’

> > arriba.

> >

> > ¿Se acuerdan de Rico Mac Pato, aquel tío millonario del pato Donald

> > que nadaba en una piscina llena de billetes?

> > El tipo había desarrollado una sensualidad física por el dinero.

> > Me gusta pensarme como alguien que le gusta darse baños en piscinas

> > llenas de inteligencia ajena, de cultura ajena, de sabiduría ajena.

> > Cuanto más ajena, mejor.

> > Cuanto menos coincide con mis pequeños saberes, mejor.

> > El semanario BÚSQUEDA tiene una hermosa frase que usa como insignia:

> > “Lo que digo no lo digo como hombre sabedor, sino buscando junto con

> > vosotros”.

> > Por una vez estamos de acuerdo.

> > ¡Si estaremos de acuerdo!

> > Lo que digo, no lo digo como chacarero sabiondo, ni como payador

> > leído, lo digo buscando con ustedes.

> > Lo digo, buscando, porque sólo los ignorantes creen que la verdad es

> > definitiva y maciza, cuando apenas es provisoria y gelatinosa.

> > Hay que buscarla porque anda corriendo de escondite en escondite.

> > Y pobre del que emprenda en soledad esta cacería.

> > Hay que hacerlo con ustedes, con los que han hecho del trabajo

> > intelectual la razón de su vida. Con los que están aquí y con los

> > muchos más que no están.

> >

> > DE TODAS LAS DISCIPLINAS

> > Si miran para el costado van a encontrar seguramente algunas caras

> > conocidas porque se trata de gente que se desempeña en espacios de

> > trabajo afines. Pero van a encontrar mucho más caras que les son

> > desconocidas, porque la regla de esta convocatoria ha sido la

> > heterogeneidad.

> > Aquí están los que se dedican a trabajar con átomos y moléculas y los

> > que se dedican a estudiar las reglas de la producción y el intercambio

> > en la sociedad.

> > Hay gente de las ciencias básicas y de su casi antípoda, las ciencias

> > sociales; gente de la biología y del teatro, y de la música, de la

> > educación, del derecho y del carnaval.

> >

> > Y en tren de que no falte nada, hay gente de la economía, de la

> > macroeconomía, de la microeconomía, de la economía comparada y hasta

> > alguno de la economía doméstica.

> > Todas cabezas pensantes, pero que piensan en distintas cosas y pueden

> > contribuir desde sus distintas disciplinas a mejorar este país.

> > Y mejorar este país significa muchas cosas, pero desde los acentos que

> > queremos para esta jornada, mejorar el país significa empujar los

> > complejos

> > procesos que multipliquen por mil el poderío intelectual que aquí está

> > reunido.

> > Mejorar el país, significa que dentro de veinte años, para un acto

> > como este no alcance el Estadio Centenario, porque al Uruguay le salen

> > ingenieros, filósofos y artistas hasta por las orejas.

> > No es que queramos un país que bata los récords mundiales por el puro

> > placer de hacerlo.

> > Es porque está demostrado que, una vez que la inteligencia adquiere un

> > cierto grado de concentración en una sociedad, se hace contagiosa.

> >

> > INTELIGENCIA DISTRIBUIDA

> > Si un día llenamos estadios de gente formada va a ser porque afuera,

> > en la sociedad, hay cientos de miles de uruguayos que han cultivado su

> > capacidad de pensar.

> > La inteligencia que le rinde a un país es la inteligencia distribuida.

> > Es la que no está sólo guardada en los laboratorios o las

> > universidades, sino la que anda por la calle.

> > La inteligencia que se usa para sembrar, para tornear, para manejar un

> > autoelevador o para programar una computadora.

> > Para cocinar, para atender bien a un turista, es la misma inteligencia.

> > Unos subirán más escalones que otros, pero es la misma escalera.

> > Y los peldaños de abajo son los mismos para la física nuclear que para

> > el manejo de un campo. Para todo se precisa la misma mirada curiosa,

> > hambrienta de conocimiento y muy inconformista.

> > Se termina sabiendo, porque antes supimos estar incómodos por no saber.

> > Aprendemos porque tenemos picazón y eso se adquiere por contagio

> > cultural, casi cuando abrimos los ojos al mundo.

> > Sueño con un país en el que los padres le muestren el pasto a los

> > hijos chicos y le digan: “¿Sabés qué es eso?, es una planta

> > procesadora de la energía del sol y de los minerales de la tierra”.

> > O que les muestren el cielo estrellado y hagan piecito en ese

> > espectáculo para hacerlos pensar en los cuerpos celestes, en la

> > velocidad de la luz y en la transmisión de las ondas.

> > Y no se preocupen, que esos uruguayos chicos igual van a seguir

> > jugando al fútbol. Sólo que, en una de esas, mientras ven picar la

> > pelota puedan pensar a la vez en la elasticidad de los materiales que

> > la hacen rebotar.

> >

> > CAPACIDAD DE INTERROGARSE

> > Había un dicho: “No le des pescado a un niño, enséñale a pescar”.

> > Hoy deberíamos decir: “No le des un dato al niño, enséñale a pensar”.

> > Tal como vamos, los depósitos de conocimiento no van a estar más

> > dentro de nuestras cabezas, sino ahí afuera, disponibles para

> > buscarlos por Internet.

> > Ahí va a estar toda la información, todos los datos, todo lo que ya se

> > sabe.

> > En otras palabras, van a estar todas las respuestas.

> > Lo que no van a estar son todas las preguntas.

> > En la capacidad de interrogarse va a estar la cosa.

> > En la capacidad de formular preguntas fecundas, que disparen nuevos

> > esfuerzos de investigación y aprendizaje.

> > Y eso está allá abajo, marcado casi en el hueso de nuestra cabeza, tan

> > hondo que casi no tenemos conciencia. Simplemente aprendemos a mirar

> > el

> > mundo con un signo de interrogación, y esa se vuelve la manera natural

> > de mirar el mundo.

> > Se adquiere temprano y nos acompaña toda la vida.

> > Y sobre todo, queridos amigos, se contagia.

> > En todos los tiempos, han sido ustedes, los que se dedican a la

> > actividad intelectual, los encargados de desparramar la semilla.

> > O para decirlo con palabras que nos son muy queridas: ustedes han sido

> > los encargados de encender la admirable alarma.

> > Por favor, vayan y contagien.

> > ¡No perdonen a nadie!

> > Necesitamos un tipo de cultura que se propague en el aire, entre en

> > los hogares, se cuele en las cocinas y esté hasta en el cuarto de

> > baño.

> > Cuando se consigue eso, se ganó el partido casi para siempre. Porque

> > se quiebra la ignorancia esencial que hace débiles a muchos, una

> > generación tras otra.

> >

> > EL CONOCIMIENTO ES PLACER

> > Necesitamos masificar la inteligencia, primero que nada para hacernos

> > productores más potentes. Y eso es casi una cuestión de supervivencia.

> > Pero en esta vida, no se trata sólo de producir: también hay que

> > disfrutar.

> > Ustedes saben mejor que nadie que en el conocimiento y la cultura no

> > sólo hay esfuerzo sino también placer.

> > Dicen que la gente que trota por la rambla, llega un punto en el que

> > entra en una especie de éxtasis donde ya no existe el cansancio y sólo

> > queda el placer.

> > Creo que con el conocimiento y la cultura pasa lo mismo. Llega un

> > punto donde estudiar, o investigar, o aprender, ya no es un esfuerzo y

> > es puro disfrute.

> > ¡Qué bueno sería que estos manjares estuvieran a disposición de mucha

> > gente!

> > Qué bueno sería, si en la canasta de la calidad de la vida que el

> > Uruguay puede ofrecer a su gente, hubiera una buena cantidad de

> > consumos intelectuales.

> > No porque sea elegante sino porque es placentero.

> > Porque se disfruta, con la misma intensidad con la que se puede

> > disfrutar un plato de tallarines.

> > ¡No hay una lista obligatoria de las cosas que nos hacen felices!

> > Algunos pueden pensar que el mundo ideal es un lugar repleto de

> > shopping centers.

> > En ese mundo la gente es feliz porque todos pueden salir llenos de

> > bolsas de ropa nueva y de cajas de electrodomésticos…

> > No tengo nada contra esa visión, sólo digo que no es la única posible.

> > Digo que también podemos pensar en un país donde la gente elige

> > arreglar las cosas en lugar de tirarlas, elige un auto chico en lugar

> > de un auto grande, elige abrigarse en lugar de subir la calefacción.

> > Despilfarrar no es lo que hacen las sociedades más maduras. Vayan a

> > Holanda y vean las ciudades repletas de bicicletas. Allí se van a dar

> > cuenta de que el consumismo no es la elección de la verdadera

> > aristocracia de la humanidad. Es la elección de los noveleros y los

> > frívolos.

> > Los holandeses andan en bicicleta, las usan para ir a trabajar pero

> > también para ir a los conciertos o a los parques.

> > Porque han llegado a un nivel en el que su felicidad cotidiana se

> > alimenta tanto de consumos materiales como intelectuales.

> > Así que amigos, vayan y contagien el placer por el conocimiento.

> > En paralelo, mi modesta contribución va a ser tratar de que los

> > uruguayos anden de bicicleteada en bicicleteada…

> >

> > INCONFORMISMO

> > Les pedía antes que contagien la mirada curiosa del mundo, que está en

> > el ADN del trabajo intelectual.

> > Y ahora agrando el pedido y les ruego que contagien inconformismo.

> > Estoy convencido que este país necesita una nueva epidemia de

> > inconformismo como la que los intelectuales generaron décadas atrás.

> > En el Uruguay, los que estamos en el espacio político de la izquierda

> > somos hijos o sobrinos de aquel semanario Marcha del gran Carlos

> > Quijano.

> > Aquella generación de intelectuales se había impuesto a sí misma la

> > tarea de ser la conciencia crítica de la nación. Anduvieron con

> > alfileres en la mano pinchando globos y desinflando mitos.

> > Sobre todo el mito del Uruguay multicampeón.

> > Campeón de la cultura, de la educación, del desarrollo social y de la

> > democracia.

> > ¡Qué íbamos a ser campeones de nada! Y menos en esos años, en las

> > décadas de los cincuenta y sesenta, donde el único récord que supimos

> > conseguir fue la del país de Latinoamérica que menos creció en veinte

> > años.

> > Sólo nos superó Haití en ese ranking.

> > Esos intelectuales ayudaron a demoler aquel Uruguay de la siesta

> > conformista.

> > Con todos sus defectos, preferimos esta etapa, donde estamos más

> > humildes y ubicados en la real estatura que tenemos en el mundo.

> > Pero tenemos que recuperar aquel inconformismo y tratar de metérselo

> > debajo de la piel al Uruguay entero.

> > Antes les decía que la inteligencia que le sirve a un país es la

> > inteligencia distribuida.

> > Ahora les digo que el inconformismo que le sirve a un país es el

> > inconformismo distribuido.

> > El que ha invadido la vida de todos los días y nos empuja a

> > preguntarnos si lo que estoy haciendo no se puede hacer mejor.

> > El inconformismo está en la naturaleza misma del trabajo que ustedes

> > hacen.

> > Se precisa que se nos haga a todos una segunda naturaleza.

> > Una cultura del inconformismo es la que no nos deja parar hasta

> > conseguir más kilos por hectárea de trigo o más litros por vaca

> > lechera.

> > Todo, absolutamente todo, se puede hacer hoy un poco mejor que ayer.

> > Desde tender la cama de un hotel a matrizar un circuito integrado.

> > Necesitamos una epidemia de inconformismo. Y eso también es cultural,

> > eso también se irradia desde el centro intelectual de la sociedad a su

> > periferia.

> > Es el inconformismo el que ha ganado el respeto a pequeñas sociedades

> > y a lo que hacen.

> > Ahí andan los suizos, cuatro gatos locos como nosotros, que se dan el

> > lujo de andar por ahí vendiendo calidad suiza o precisión suiza.

> > Yo diría que lo que de verdad venden es inteligencia e inconformismo

> > suizos, ese que tienen desparramado por toda la sociedad.

> >

> > LA EDUCACION ES EL CAMINO

> > Y amigos, el puente entre este hoy y ese mañana que queremos tiene un

> > nombre y se llama educación.

> > Y mire que es un puente largo y difícil de cruzar.

> > Porque una cosa es la retórica de la educación y otra cosa es que nos

> > decidamos a hacer los sacrificios que implica lanzar un gran esfuerzo

> > educativo y sostenerlo en el tiempo.

> > Las inversiones en educación son de rendimiento lento, no le lucen a

> > ningún gobierno, movilizan resistencias y obligan a postergar otras

> > demandas.

> > Pero hay que hacerlo.

> > Se lo debemos a nuestros hijos y nietos.

> > Y hay que hacerlo ahora, cuando todavía está fresco el milagro

> > tecnológico de Internet y se abren oportunidades nunca vistas de

> > acceso al conocimiento.

> > Yo me crié con la radio, vi nacer la televisión, después la televisión

> > en colores, después las transmisiones por satélite.

> > Después resultó que en mi televisor aparecían cuarenta canales,

> > incluidos los que trasmitían en directo desde Estados Unidos, España e

> > Italia.

> > Después los celulares y después la computadora, que al principio sólo

> > servía para procesar números.

> > Cada una de esas veces, me quedé con la boca abierta.

> > Pero ahora con Internet se me agotó la capacidad de sorpresa.

> > Me siento como aquellos humanos que vieron una rueda por primera vez.

> > O como los que vieron el fuego por primera vez.

> > Uno siente que le tocó en suerte vivir un hito en la historia.

> > Se están abriendo las puertas de todas las bibliotecas y de todos los

> > museos; van a estar a disposición, todas las revistas científicas y

> > todos los libros del mundo. Y probablemente todas las películas y

> > todas las músicas del mundo. Es abrumador.

> > Por eso necesitamos que todos los uruguayos y sobre todo los

> > uruguayitos sepan nadar en ese torrente.

> > Hay que subirse a esa corriente y navegar en ella como pez en el agua.

> > Lo conseguiremos si está sólida esa matriz intelectual de la que

> > hablábamos antes.

> > Si nuestros chiquilines saben razonar en orden y saben hacerse las

> > preguntas que valen la pena.

> > Es como una carrera en dos pistas, allá arriba en el mundo el océano

> > de información, acá abajo preparándonos para la navegación

> > trasatlántica.

> > Escuelas de tiempo completo, facultades en el interior, enseñanza

> > terciaria masificada.

> > Y probablemente, inglés desde el preescolar en la enseñanza pública.

> > Porque el inglés no es el idioma que hablan los yanquis, es el idioma

> > con el que los chinos se entienden con el mundo.

> > No podemos estar afuera. No podemos dejar afuera a nuestros chiquilines.

> > Esas son las herramientas que nos habilitan a interactuar con la

> > explosión universal del conocimiento.

> > Este mundo nuevo no nos simplifica la vida, nos la complica.

> > Nos obliga a ir más lejos y más hondo en la educación.

> > No hay tarea más grande delante de nosotros.

> >

> > EL IDEALISMO AL SERVICIO DEL ESTADO

> > Queridos amigos, estamos en tiempos electorales.

> > En benditos y malditos tiempos electorales.

> > Malditos, porque nos ponen a pelear y a correr carreras entre nosotros.

> > Benditos, porque nos permiten la convivencia civilizada.

> > Y otra vez benditos, porque con todas sus imperfecciones, nos hacen

> > dueños de nuestro destino. Aquí todos aprendimos que es preferible la

> > peor democracia a la mejor dictadura.

> > En los tiempos electorales, todos nos organizamos en grupos,

> > fracciones y partidos, nos rodeamos de técnicos y profesionales, y

> > desfilamos frente al soberano.

> > Hay adrenalina y entusiasmo.

> > Pero después, alguien gana y alguien pierde.

> > Y eso no debería ser un drama.

> > Con unos o con otros, la democracia uruguaya seguirá su camino e irá

> > encontrando las fórmulas hacia el bienestar.

> > Nos toque el lugar que nos toque, allí vamos a estar tratando de poner

> > el hombro.

> > Y estoy seguro de que ustedes también.

> > La sociedad, el Estado y el Gobierno precisan de sus muchos talentos.

> > Y precisan aún más de su actitud idealista.

> > Los que estamos aquí, nos acercamos a la política para servir, NO para

> > servirnos del Estado.

> > La buena fe es nuestra única intransigencia. Casi todo lo demás es

> > negociable.

domingo, 28 de febrero de 2010

La argentina es Malvina

Las Malvinas son argentinas es una gran frase. Es uno de los eslóganes de la patria y, al mismo tiempo, la síntesis de una idea de esa patria; las Malvinas son argentinas, dice: afirma una calidad teórica, sostenida por supuestos merecimientos históricos, que la realidad se empeña en desmentir. Y no dice las Malvinas serán argentinas, podrán ser argentinas, deberían ser argentinas; dice que lo son, porque está escrito en las tablas de la justicia históricogeográficopolíticoinmanente. Donde deben estar escritas también todas esas certezas acerca de lo maravilloso que es nuestro país –y sin embargo estamos como estamos. Las Malvinas son argentinas, dice, pero se ve obligado a decirlo porque –en la realidad pura y dura– no lo son. Una idea de la patria: como quien dice somos, siempre, lo que deberíamos ser, un supuesto futuro; somos lo que seremos –o lo que, al fin, no somos.


–Bueno, señor, hay que ponerse metas en la vida.

–Sin duda, mi estimado. ¿Y no podremos encontrar metas mejores? ¿Algo del estilo la comida de los argentinos es argentina, la salud de los argentinos es argentina, la educación de los argentinos es argentina o, por sintetizar, los argentinos son argentina?

En estos días volvieron las Malvinas, y lo primero que me incomodó fue la causa aparente: el gobierno argentino protestó porque una empresa británica empezaría a explorar la posibilidad de petróleo en esa zona. Era un clásico caso de ahora se vienen a acordar: ese mismo gobierno lleva siete años manejando un país donde casi todo el petróleo es explorado y explotado por empresas extranjeras.
No sólo porque Carlos Menem –cuando Kirchner lo definía como “el mejor presidente que tuvo la Argentina”– privatizó YPF con la ayuda del señor gobernador y su señora legisladora, y los recompensó con los famosos 500 millones que siguen desaparecidos. Eso es historia antigua, de una época en que todos los que ahora dicen perro decían gato –y esperan que creamos que siempre ladraron. Pero no es necesario ir tan lejos: en 2008, en plena reforma kirchnerista, la Legislatura de Santa Cruz, perfectamente kirchnerista, extendió la concesión de la explotación de su petróleo a una empresa americana, la Pan American Energy, hasta el año 2047 a cambio de regalías muy menores. Y, mientras, el gas y el oro y la plata y el cobre y los demás recursos del subsuelo siguen en manos de empresas extranjeras que pagan impuestos ridículos y no necesitan un ejército de ocupación para proteger sus saqueos en San Juan, Catamarca, La Rioja, Chubut. Lo hacen cómodamente, bajo este mismo gobierno que, de pronto, se probó el traje nacionalista y le tiró de sisa: les quedaba pifiado que defendieran tan tenaz el petróleo distante cuando nunca defendieron el del patio de su casa.
Entonces a más de un mal pensado se le ocurrió que lo que querían era “malvinizar” la coyuntura. Malvinizar es uno de esos verbos argentinos específicos que pueden desaparecer durante años y después, de pronto, resurgir del arcón con renovados bríos: malvinizar sería “utilizar la reivindicación y la memoria de las islas Malvinas para desviar la atención de otros problemas más urgentes” –y su inventor, sin duda, el ínclito Galtieri. Quizás este gobierno haya querido hacerlo: no lo sé, y nunca me gustaron los juicios de intenciones. Quizá realmente en términos de derecho internacional era necesario protestar ante las prospecciones para mantener la causa viva en las cortes del mundo. En cualquier caso, las Malvinas volvieron a convertirse en arma arrojadiza de los debates politiqueros del momento.
Pasa cada tanto –y nunca pasa nada. La soflama malvinera es una de esas recurrencias argentina, y lo que me gustaría averiguar es si se gasta. No termino de saber si la argentinidad de las Malvinas sigue siendo una reivindicación muy popular: si importa a muchos argentinos, o no les importa demasiado pero creen que no deben decirlo, o no les importa y lo dirían si se lo preguntaran. Es difícil saberlo: para empezar, están los muertos. Parece como si no se pudiera hablar, debatir este asunto porque hubo una cantidad de argentinos desafortunados que murieron allí, peleando bajo las órdenes del general Menéndez. Es el chantaje clásico: los muertos matan la posibilidad de discutir ideas, y convierten cualquier debate en un duelo de lealtades y traiciones. Y, aun si alguien cruzara esa barrera, se toparía con todo el aparato de la patria: decir no me importan las Malvinas –o, por lo menos, me importan mucho menos que otros cuarenta y cinco puntos en la lista– es exponerse a la cólera nacionaldivina.
Es probable, también, que a muchos les importe todavía: que tantas décadas de martilleo escolar sigan siendo eficaces, que una de las premisas ideológicas de la nación no se disuelva sólo porque el tiempo pase o la pobreza nos ataque o un general borracho haya creído que podía –y haya podido– usarla en su provecho. Yo también soy de esos que, chiquito, se compró todo el paquete cultural Próceres y Triunfos Argentinos; soy de los que recitaban convencidos que la bandera azul y blanca dios sea loado no había sido atada jamás al carro triunfal de ningún vencedor de la Tierra, y escribía poemas a Belgrano y San Martín y habría querido ser Sarmiento y fui, después, de esos que gritaban el final del Himno. Y, aún así, ya entonces la insistencia en la argentinidad de las Malvinas me resultaba sospechosa.
–¿Sospechosa? ¿Qué quiere decir con sospechosa?

–Sospechosa. Creo que quiero decir sospechosa. A veces me sucede.

Nunca entendí que nos importara tanto la posesión de 12.000 kilómetros cuadrados vacíos en el medio del mar cuando teníamos un millón de kilómetros iguales vacíos en el medio de la tierra, a los que nunca les hicimos ningún caso. Entonces me explicaron –muchas veces, me explicaron– que era un símbolo: que no podíamos permitir que una potencia colonial ocupara un territorio que nos correspondía por geografía y por historia. Por geografía parecía, por historia era raro: primero la pobló un francés, después la compró el rey de España, después el gobierno protoargentino la usó como tierra de destierro y terminó por dársela a un comerciante alemán, Vernet, a cambio de una deuda. Entonces vinieron los ingleses y la ocuparon –no muy distinto de cómo Rosas y Roca ocuparon la Pampa y la Patagonia, sólo que no tuvieron que matar a nadie. En ese punto te contestan con la legitimación del atropello más antiguo: el territorio ya había sido tomado por los españoles, así que nos corresponde, como todo lo que tomaron gracias a la bula del papa Alejandro Borgia. Y, de últimas, el recurso de la razón geográfica: sí, es cierto, pero las Malvinas están acá nomás, al lado nuestro. O sea: que la ocupación de territorios vale siempre y cuando sean vecinos, o algo así.
Pero menos entendía que nos insistieran en que esas islas lejanas eran nuestra deuda con la historia, en lugar de pensar que esa deuda era, por ejemplo, el tercer cordón del conurbano o las quebradas de la Puna o los bosques del Chaco –y sus millones de habitantes: las vidas de los argentinos son argentinas. Hasta que fui notando que el nacionalismo es un recurso que suele servir para que los habitantes de un país supongan que los culpables de sus desgracias son los habitantes de otro país y no los dueños del propio: que los causantes de nuestros males, digamos, son los piratas ingleses, no los ricos y gobernantes argentinos –que, por eso, suelen usarlo en sus momentos de menos cariño popular, para calmar las aguas o, por lo menos, desviar las olas.
En estos días volvieron las Malvinas. Supongamos que siempre fueron, más que nada, un símbolo: la forma de decir no vamos a dejar que nos ocupen otros, que nadie nos mande –lo cual sonaba particularmente curioso, levemente vacuo en esos largos períodos en que nuestros gobiernos cumplían las órdenes de Londres o de Washington sin dejar de agitar el eslogan. Pero, de todos modos, era un símbolo casi puro, sin ninguna utilidad concreta; ahora, de pronto, su carácter simbólico se completó –¿se complicó?– con uno fuertemente material: resulta que sirven para algo, que pueden ofrecer dinero so forma de petróleo. Es, quizás, un momento nuevo en la historia malvinera. Que llega cuando, a fuerza de repetir slogans como ése de que las Malvinas son argentinas, terminamos por conseguir algo muy parecido o lo contrario: que la Argentina sea malvina; que se haya vuelto un territorio ajeno, lejano de sí mismo, una mera construcción simbólica que nos sirve para muy poquito. Ser argentino significaba algo cuando significaba que, por serlo, uno tenía derecho a todas esas cosas –una vida, salud, educación, comida–; si no es eso, no significa casi nada: una vez más, un símbolo vacío.


CRITICA DE LA ARGENTINA 25-2
POR MARTÍN CAPARROS